Scarlett Johansson, Naomi Watts, Sharon Stone, Kim Basinger, Marilyn Monroe, Grace Kelly… No hay duda que son algúnas de las mejores embajadoras de lo que la “sensualidad” puede llegar a ser. Más que actrices, son auténticos iconos que han marcado a generaciones de hombres, que les han hecho soñar, suspirar y amarlas.
Pero ¿qué hubieran sido o hubiesen sido tan deseadas de no haber sido rubias? La respuesta a esta pregunta probablemente sería “no”.
El rubio ha sido sinónimo de éxito a lo largo de la última mitad de siglo y una referencia personal indispensable para muchos. Las más glamurosas actrices, las más sofisticadas modelos o las parejas de los hombres más poderosos del planeta lo tienen en común. Incluso Norma Jeane tuvo que renunciar a su moreno para llegar a ser el símbolo sexual de Marylin Monroe.
Simplemente, el dorado es el color del éxito.
El rubio, la preferencia natural.
Ha sido en esta época, pero en realidad siempre ha sido así. Las mujeres rubias siempre han ejercido, desde los inicios de la humanidad, un irresistible poder sobre los hombres.
En la búsqueda del sentido para esta conducta, encontramos que en zoología ocurre con el instinto de las urracas por almacenar atractivos objetos brillantes. Los hombres, en su más primitiva condición natural, son atraídos por el pelo rubio de las mujeres.
Pero quizás no sea necesario irnos tan lejos. Simplemente has de entenderlo como que este color de piel transmite información acerca del grado de salud o interés sexual de una persona. En las mujeres también se genera una imagen más delicada, juvenil y femenina, con lo que el instinto protector del hombre se incrementa aún más.
Si estos argumentos no resultan suficientes para comprender el porqué del éxito de las rubias, puede que el último elemento nos saque de dudas.
La escasez es y será una restricción única y definitiva por la que el hombre puede llegar a perder cualquier comportamiento consistente previamente adquirido. Y el color rubio, como es escaso y lo tienen menos personas en el mundo, ofrece una oportunidad única de destacar y llamar la atención en este contexto.
¿Una población con fecha de extinción?
Ser rubio natural es mucho más difícil genéticamente que ser moreno. Los genes que hacen rubias a las personas son recesivos mientras que los que nos hacen morenos son dominantes.
¿Pertenecemos entonces a un segmento de la población con una fecha de extinción?
Esto debería ser una cuestión clave en este punto del artículo. Y tras su correspondiente reflexión debería ser también un tema de preocupación e incluso de desesperación.
¿Desaparecerán las rubias de la faz de la Tierra?
La respuesta en esto es no. Y nada mejor que una explicación antropológica para explicar el porqué y prevenir el pánico. Esto y Escandinavia, vale.
Gracias a un estudio de la Universidad de San Andrews (Escocia) y Central Lancashire (Inglaterra) se descubrió que al final de la Edad de Hielo la comida se volvió escasa en el norte de la Europa actual. Esto significó que los hombres se tuvieron que aventurar a distancias cada vez más largas para cazar y asegurarse animales para sobrevivir. Esto también implicó un gran declive en lo que respecta a la población masculina. Por consiguiente, el número de mujeres por hombre se incrementó hasta tal punto en el que cada hombre podía elegir entre las mujeres de la tribu a voluntad.
En este punto, utilizando la parte natural previamente descrita, cada hombre fue dirigiendo sus preferencias por las rubias, causando que sus genes fueran transmitidos más rápidamente que los otros. En conclusión, fue gracias a ellos por los que las mujeres rubias difícilmente desaparecerán de la Tierra.
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